Hasta siempre querido Pablo
Cómo empezar esto… Os aseguro que no sé cómo hacerlo…
El viernes esta tristísima noticia me pilló por completa y absoluta sorpresa. Desconocía que Pablo estuviera tan mal. Y, con lo de repente que fue todo, me puedo hacer una idea de cuánto de mal.
El mundo del clásico español está de completo luto. Y aún más en particular el “mundo villaverdiano”, entre los que formo parte. Si hay alguien que conociese y amase los Dodge en España, ése era él. Los restauraba, mimaba y veneraba como nadie. Una pequeña muestra es que el Dart ´65 que está en la Fundación Eduardo Barreiros, el que fuera de D. Graciliano Barreiros, era de su propiedad y restaurado por él.
No conozco a Pablo ni la mínima parte de lo que me hubiese gustado. Y eso ya jamás será posible. Aunque ya tenía hablado con él, le conocí en persona en el último Retromóvil al que asistí. Fue la edición en que conocí también en persona a Ignacio Sáenz de Cámara, el año que estaba expuesto en el stand de Motor Clásico el maravilloso Artés Campeador (en el que me pude subir gracias a Ignacio, en pleno stand, aún a pesar de que estaba acordonado para el público). Tras estar un buen rato hablando con él, me dijo si había hablado con Pablo. Le dije que no, que no sabía que tuviera un stand puesto y que no le conocía en persona. Me dijo que eso no podía ser y rápidamente me llevó junto suya. Estaba sentado en una silla junto al coche que había llevado ese año a Retromóvil, un bello Simca 1000 Coupé Bertone. Y allí me quedé hablando con él. Me olvidé del resto del Salón. La gente pasaba, me saludaba, les decía “en un ratillo os veo en tal o cual stand”… pero yo no me movía de allí.
Me comentó cómo casi no asiste a esa edición de Retromóvil, pues él quería llevar ese viejo, desvencijado y muy bello Simca 1000 Coupé Bertone, que había salvado de acabar convertido en latas de sardinas y mejillones, y la organización le dijo que no, “que no tenía aspecto ni estaba en un estado decente para ser expuesto”. Burradas que hay que escuchar de vez en cuando…
Allí me tiré 2 ó 3 horas, no lo sé, se me pasaron volando mientras charlábamos. Me encantó su estilo. Y puedo asegurar que conocí a una gran persona, mucho mejor que lo que se pueda describir. Un aficionado con todas las letras y en mayúsculas. Posteriormente mantuve contacto telefónico con él. Y desgraciadamente nunca volvimos a coincidir en persona. Lo que menos esperaba es que el saber que eso jamás volvería a suceder sería tan pronto…
Podría decir que no es justo, que por qué ha pasado… pero da igual, eso todos lo saben. Desde Olor a Benzina queremos, y quiero muy personalmente, darte la despedida, decirte hasta siempre y, como aficionado hasta la médula, no puedo menos que decirte GRACIAS.
Seguro que estás en algún lugar surcando una bella carretera, al volante de un desaparecido Dodge, con el codo en la ventanilla mientras una agradable brisa se cuela al interior y nos ves y sonríes disfrutando. Nosotros, mientras, te echaremos de menos, mucho, y alabaremos tu legado.
Querido Pablo, HASTA SIEMPRE. Y GRACIAS.
En esa silla junto al 1000 Bertone también charlé con Pablo un buen rato.
Irrepetible Pablo