El Dodge más relevante de España ¡volverá a la luz!

(Imagen de un reportaje para RTVE, no es el coche auténtico, pues presenta algunas diferencias, la placa de matrícula era pequeña y el de Carrero era un 1ª serie, el del reportaje es un 2ª serie)
Decía Chrysler en su publicidad “El coche más polémico de España”. Y si hay un Dodge que haya marcado a los españoles (aunque ya de por sí era un coche que lo hacía en su día), es el 3700 GT matrícula PMM-16416. Como detalle, decir que los coches con matrícula siguiente a la 16400 eran los destinados a los ministros y altos cargos de la época. ¿Y quién viajaba en esa unidad? Lo podéis suponer perfectamente, el presidente del gobierno Luis Carrero Blanco.
¿Y a dónde nos lleva eso? Pues a la madrileña calle Claudio Coello, delante del número 104. ¿Cuándo? Por supuesto, el 20 de Diciembre de 1.973. Allí ETA ejecutó un increíble atentado (sí, fue una animalada que jamás debió de suceder, pero hay que reconocer que es increíble por lo tremendamente preparado que estaba) en el que acabó con la vida del citado presidente, de su chófer y de un inspector de policía que viajaba con él. Al contrario de lo que mucha gente cree y dice, no, el vehículo no era blindado. Y de ello habló Chrysler; luego volveremos sobre ello.
Carrero acudía todos los días a misa a la iglesia de San Francisco de Borja, del convento de los jesuitas. Tras ella los citados chófer, inspector y presidente se subieron al Dodge y al poco de emprender la marcha y girar hacia la citada calle, pasaron sobre el túnel que ETA había construido y en el que habían depositado unos 100 kg de dinamita. Pero, ¿había algo más? Parece ser que sí, lo cual sería lógico teniendo en cuenta lo que la explosión consiguió. Según una teoría no oficial, se habían añadido a la dinamita varias granadas antitanque norteamericanas, que meses antes fueron robadas de la base aérea de Torrejón de Ardoz. Y se dice que fueron colocadas por los servicios secretos de otro país, para asegurarse (por si 100 kg de dinamita no llegaban… y por poco no llegan, increíble) de que el atentado no fracasaba.
¿Por qué decimos que lo de las granadas sería lógico? Eran 100 kg de dinamita. Sí, eso es mucho, pero hay que tener en cuenta varias cosas: además de la fuerza que la deflagración debía hacer contra el asfalto (basta ver el boquete que abrió), el Dodge no era un peso pluma como un Alpine, pues la citada unidad, con sus pasajeros, estaba en unos 1.800 kg. Y hemos de recordar que la enorme deflagración lanzó al pesado coche en vertical, paralelo a la pared trasera de la iglesia, ¡30 metros!, rompió la cornisa de tejado, rodó por él y cayó 10 metros hasta la primera galería del patio interior. Esto, señores, es una verdadera burrada. Ahí, estoy plenamente seguro, había algo más que 100 kg de dinamita…
Volviendo sobre el no blindaje del coche, está claro que el Dodge era un coche tremendamente duro y resistente. La explosión debiera haberlo desintegrado y, sin embargo, quedó muy entero. Sí, destrozado, pero increíblemente entero para la impresionante explosión que soportó. La parte trasera se dobló hacia arriba en una impresionante V y, sin embargo, ¡la luna trasera seguía perfectamente entera!, los pilotos traseros seguían enteros en el coche, los asientos seguían casi enteros e incluso el intermitente delantero izquierdo ¡seguía funcionando! De ello se aprovechó Chrysler, que elaboró y difundió un informe sobre ello, alabando la dureza y fiabilidad del Dodge, con detalles como el del intermitente. Esto fue completamente innecesario, además de, obviamente, bastante polémico. Estaba completamente fuera de lugar, y su dureza ya saltaba a la vista de la gente al ver el estado del coche.
A ello hay que añadir el tema de sus ocupantes. El inspector de policía (José Antonio Bueno Fernández) iba en el asiento del acompañante. Esta parte fue la más dañada, por lo que falleció en el acto. Pero los otros dos ¡sobrevivieron a la explosión! Carrero murió agonizando en el interior del coche mientras era atendido por los sanitarios, y su chófer (José Luis Pérez Mogena) llegó con vida al hospital, aunque allí nada se pudo hacer por él.
Tras esto, el Dodge fue llevado al garaje del parque móvil de los Ministerios Civiles, donde fue guardado y custodiado hasta ser autorizado su traslado al Museo del Ejército, donde se pudo ver por primera vez el 1 de Enero de 1.974, junto a los vehículos en los que perdieron la vida Juan Prim y Eduardo Dato, primero “al aire” y luego cubierto por un cajón de metacrilato, hasta finales de los ´80, cuando fue retirado de la exposición.
En Noviembre de 2.002 se construyó un armazón metálico especial para “embalar” al Dodge y trasladarlo al Alcázar de Toledo. Actualmente hace más de 20 años que el público no lo ha vuelto a ver y parece ser que sigue en Toledo. ¿Seguro? Realmente ¿llegó a ir a Toledo? Según algunas fuentes sí… y según otras personas, no. Consultados algunos estamentos militares, parece ser que sigue en Madrid en el armazón metálico que se construyó para su traslado.
Yo nunca llegué a verlo en vivo, pues cuando fue retirado de la exposición del museo yo tenía unos 5 años. Y siempre he querido verlo. Actualmente se confirma que, efectivamente, sigue en Madrid, en una nave de unas dependencias militares junto al Marmon 34A en el que en 1.920 fue asesinado a tiros Eduardo Dato.
No podemos decir dónde se encuentran exactamente ni a dónde serán llevados, pero sí que durante este mes de Julio se trasladarán a un nuevo acuartelamiento militar para volver a ser expuestos al público en un próximo futuro.
Cualquier novedad, sabéis que os la contaremos.
Muchas gracias a Alberto Ferreras, que escribe en La Escudería (www.escuderia.com) de nuestro amigo Sergio Romagosa, por las investigaciones sobre este tema y sus artículos, de los que hemos tomado los datos de la actual situación del vehículo y a quien seguimos para conocer cualquier novedad.